viernes, 20 de marzo de 2009

La duda.

Gunther Von Hagens Creation.

De nuevo vuelvo a reaparecer al coger energía de no sé que sitio, quizá sea como el sediento que se arrastra sobre el achicharrante e infinito pedregal. Tan sediento y tan reseco que las alimañas lo confunden con un trozo de madera. Se mueve tan lentamente, que el absurdo revolotea sobre la aplastante lógica de la inmensidad del desierto, su cerebro le mantiene vivo y su autodefensa le proporciona alucinaciones más o menos entretenidas, como cuando de niño iba al cine de la mano de su madre, protectora incansable. Pero... no hay ninguna mano ni posibilidad de encontrar alguna, sólo me queda mirar las mías, otrora ágiles, ahora pacientes y expresivas, tal vez sábias. Para qué contar, por qué repetir lo que seguro ya han escrito miles antes que yo. No lo sé, pero el instinto me dice que es el miedo a la muerte, disfrazado de resignación-aceptación de lo irremediable. El no ser, sin cuestión que valga.
Cuasifocles. (XXVIII-III-MMIX)