viernes, 13 de agosto de 2010

El espacio profundo.

Stanislaw Lem

Recuerdo que cada vez que leía al Sr. Lem mi joven imaginación recibía como un empujón hacía sitios que me hacían sentir el vacío enorme que me rodeaba, lo único que flotaba a mi alrededor eran los quejidos de los que morían en Vietnam, que surgían sangrantes de la guitarra de Jimi Hendrix. Yo no era capaz aún de somatizar pero si de evadirme de la realidad. Precoz, escuchaba Radio España-independiente, sin entender mucho o nada, pero sabía que esa voz llegaba de la lejana Francia a través del espacio y que todavía viajará hacia las estrellas al igual que los lamentos de dolor que surgen de este insignificante punto del universo, el cruel enano que atrapa con su tenaza gravitatoria al ser humano.

Cuasífocles. XIII-VIII-MMX

miércoles, 4 de agosto de 2010

En un instante cualquiera.


"Mientras balanceo las dos maletas por encima del cemento mojado y el autobús resopla y avanza ruidosamente hacia los demás hoteles de su ruta y los botones acechan tras el grueso cristal intentando vendernos sus servicios, lo que siento realmente es en una palabra, inquietud. Es como si estuviera renunciando a algo importante por necesidad. Siento que se me acelera el pulso.Siento que el mal acecha: la experiencia moderna del placer va unida a la certidumbre de que va a terminar. Siento que carezco totalmente de ética y de coherencia. Percibo la posibilidad del terrible remordimiento flotando en el impetuoso aire. Siento la repentina necesidad de confiarme a alguien (pero no a Vicki ni a nadie que conozca). Me siento mucho más prosaico que nunca y tan perdido y simple como un emigrante. Siento todas esas cosas al mismo tiempo. Y por esas y otras muchas razones, siento el impulso, reprimido, de llorar como lloraría un hombre."

Richard Ford. 'El periodista deportivo'. (1986)